A treinta años desde el estreno de la película de culto por excelencia en la comedia española, llega Tiempo Después.

El director y maestro del cine (que se lo digan a Amenábar) José Luis Cuerda, nos trae de nuevo ese universo tan suyo, un universo que es ya una tetralogía, y que se ha convertido en toda una seña de identidad.

En ese universo se entremezclan, con máxima naturalidad, un humor manifiestamente absurdo y otro inexplicablemente inteligente. Todo un mundo paralelo al nuestro, situado en un ambiente típicamente rural en un pueblo cualquiera de nuestra geografía, donde conviven temas existencialistas y metafísicos con la boina y la mantilla, con la pana y el visillo.

Fotograma del film, las ovejas de Cuerda van en ascensor tranquilamente

Todo empezó con una película para TVE llamada Total. Ambientada también en el futuro como esta última, y que sentó las bases del cine cómico de Cuerda, que no es solo un director de comedia, no olvidemos los grandes dramas que también ha rodado el albaceteño, como Los Girasoles Ciegos y La Lengua de las Mariposas. 

Unos años después y tras el éxito de El Bosque Animado, sus productores le dejaron realizar el tótem de la tetralogía, la peli de culto, la que ha permitido que tras tres décadas, primeras figuras de la comedia lleven a cabo el homenaje a Cuerda que supone Tiempo Después.

El autor escribe y dirige, pero la produce esa generación de cómicos que crecieron marcados por ese humor absurdo tan español, y que tanto ha dado a nuestra manera de reírnos, desde «los chanantes» y Arturo Valls a Andreu Buenafuente y Berto Romero.

Cuerda rodeado de parte de su séquito, el respeto al maestro queda claro.

La película está llena de detalles muy interesantes, algunos monólogos resultan bastante profundos, ideas en las que los personajes, nos hablan de los estragos de una sociedad excesivamente capitalista y de mercado, de las injusticias de las sociedades clasistas o de como todo atisbo de cambio o crítica, es engullido por el sistema hasta neutralizarlo y convertirlo en mercancía.

A esta secuela y al universo de Cuerda le pesan estos años, la muerte de la inocencia que teníamos en los 80 se palpa en el film, el humor es más cáustico y menos surrealista.

Ese mundo «amanecesco» es ahora post-apocalíptico, ya no hay pueblo típico español y eso se nota. El humor sigue siendo absurdo pero tintado, esta vez, de un inevitable pesimismo.

En definitiva, si te gusta este universo único, ve al cine y ríndele tu propio homenaje a este honorable director, que tanto ha dado a nuestra cultura y que recoge la mejor herencia de Azcona y Berlanga, para llevarla hasta nuestros días y nuestros cines.

No le quedan muchos días en salas, en Granada solo está ya en el Neptuno, no es cine americano. Espero la disfrutes, ya sea en una sala o en cualquier otro formato tiempo después. Porque sin duda alguna, nosotros somos contingentes, pero el cine de Cuerda es necesario.