Se ha hecho esperar, pero ya está en la calle. El disco de Víctor García Lapido. Chico, para algunos. Supongo que por su trayectoria musical, muchos esperaban un puñado de temas, en concreto seis para este doce pulgadas, a base de guitarrazos eléctricos, de uno a otro confín. Pues no. En este caso, ha hilado muy fino. Canciones, que se acercan al intimismo y a la introspectiva, llenas de toques y olores más cercano a lo de mirarse por dentro, que hacer dar saltos a los que tienen a bien escucharlos. Se ha acompañado por un elenco de músicos, que han dado la talla y la nota. Como no podía ser menos. Ha prometido ser la primera parte de otra, que está por venir. Espero que cumpla su promesa. Este, es <de mis soledades vengo> y el futuro, <a mis soledades voy>. Por cierto, hay que escucharlo a cuarenta y cinco revoluciones por minuto. No os engañe el formato. ¿Destacar canciones? Ya lo harán ustedes, después de la audición. Mientras lo disfruto, junto a mi copa de vino.