La verdad es que creo que la casualidad no existe. Me explico. Hace unos años conocí a Juan Habichuela Nieto gracias a una concatenación de circunstancias algo extrañas. Juan Casares y el presente editábamos la revista oficial del Granada Club de Fútbol recién ascendido a Pimera División, y decidimos dar un hueco en sus páginas centrales a la cultura granadina, a los personajes que pueblan los escenarios de todo el país desde nuestra ciudad y que algo han tenido que ver con nuestro equipo de fútbol. Unir deporte y cultura se nos antojó necesario.
Fue así que nació la amistad con este flamencólogo, que diría Manuel Molina, y que había estrenado tablas siendo jugador de infantil y alevines en Los Cármenes. Nos confesó que su sueño era de césped y que fue en una época algo tardía que recogió el legado familiar para enfrascarse con las cuerdas talladas del arte popular del Sacromonte.
Este sábado santo decidimos recobrar las citas perdidas y nos reencontramos en un proyecto común, la inauguración de las Jornadas Flamencas de Ópera Lounge Café, un entorno creado desde el restaurante Maese Pío y que ofrece gastronomía y cultura, encuentros siempre deliciosos, y necesarios.
Juan Habichuela Nieto es, lo digo desde la más áspera sinceridad, uno de esos personajes que emanan amor, que son entrañables desde el primer vis, que supera su timidez con su absoluta bondad humana. Será que eso lo transporta a la guitarra y a todo aquel que lo rodea. Y así ocurrió esa tarde. Acompañado de Sara Vega, su pareja y su demoladora acompañante vocal, nos dejó en Ópera Café Lounge dos momentos de sana emoción, de recorridos soberbios sobre la cultura flamenca, de sabios guiños al bolero, la copla, la autenticidad de la melodía y la sobrenatural presencia de lo emotivo.
En dos bloques durante la soleada tarde del sábado Santo, creó un vía crucis lento y seguro, abrochado al flamenco que lo sostiene como en una cruz sin clavos, dotando las estaciones con soplos de tango, copla burlesca y boleros que acabaron estallando con la voz alta, perezosa y crujiente de Vega.
Una tarde de calidad humana y artística que abrirá las Jornadas de flamenco en la programación de Ópera Café Lounge. Y la casualidad, que venga sola.
Foto: Juan Casares